Según informó la empresa, los rebeldes que ocupan la concesión aurífera de Twangiza Mining en el este de la República Democrática del Congo habrían saquear al menos 500 kilogramos de oro, valorados en aproximadamente 70 millones de dólares al precio actual. Twangiza afirma que algunos de sus propios empleados colaboraron con el grupo rebelde M23 para transportar oro desde la mina poco después de que fuera tomada en mayo.
“Con la ayuda de ciertos empleados, trasladaron en muy poco tiempo el primer lote de más de 50 kg de oro”, declaró la compañía a Reuters. “Desde la ocupación han extraído al menos 500 kg de oro, transportándolos de forma clandestina por rutas subterráneas”.
La mina, ubicada en la provincia de Kivu del Sur, cayó en manos del M23 hace cinco meses tras semanas de conflicto en la región. Desde entonces, Twangiza asegura que pierde más de 100 kg de oro mensualmente, además de equipos y materiales valorados en 5 millones de dólares. La empresa ha declarado fuerza mayor y planea presentar denuncias ante las autoridades congoleñas y organismos arbitrales internacionales.
El 15 de octubre, un ataque con dron destruyó la infraestructura eléctrica de la mina, y hasta el momento no se ha esclarecido quién fue el responsable.
El grupo M23, una milicia liderada por tutsis étnicos y presuntamente respaldada por Ruanda, lanzó una ofensiva importante a principios de este año, capturando ciudades clave como Goma y Bukavu. Según el gobierno congoleño, más de 7,000 personas perdieron la vida en el este del país solo durante la primera mitad de 2025.
Esta región, rica en minerales, continúa siendo un punto álgido en la prolongada rivalidad entre el Congo y Ruanda. La R.D. del Congo es actualmente el mayor productor mundial de cobalto, el principal exportador de cobre en África y una fuente crucial de tántalo, estaño, tungsteno y coltán, minerales esenciales para la electrónica global y las tecnologías verdes.
Detrás del acuerdo de paz
Una iniciativa de paz impulsada por Estados Unidos entre Ruanda y la R.D. del Congo, firmada en junio, tenía como objetivo estabilizar el este del Congo y atraer inversiones mineras de Occidente. Sin embargo, un reciente informe publicado el martes sugiere que el acuerdo podría estar más enfocado en garantizar el acceso de EE. UU. a los minerales congoleses que en promover la paz.
Investigadores del Oakland Institute, con sede en California, han revelado que las exportaciones de tántalo de Ruanda hacia Estados Unidos se multiplicaron por 15 entre 2013 y 2018, a pesar de la limitada capacidad de producción ruandesa. Este incremento se produjo tras la decisión de Washington de levantar las sanciones luego de la rebelión M23 de 2012. El estudio sostiene que el acuerdo no solo legitima rutas de contrabando a través de Ruanda, sino que también refuerza proyectos de infraestructura apoyados por EE. UU., como el Corredor de Lobito, valorado en 553 millones de dólares.
Este corredor consiste en una vía férrea de 1,700 kilómetros que conecta el puerto angoleño de Lobito, en el Atlántico, con el centro minero de Kolwezi en la R.D. del Congo, y se prevé extenderlo hacia la provincia del Copperbelt en Zambia. Estados Unidos presenta esta ruta como una alternativa estratégica a la infraestructura respaldada por China en África.
El informe también revela que varias empresas estadounidenses, incluidas algunas respaldadas por figuras de alto perfil como Bill Gates y altos mandos vinculados al sector militar y de inteligencia, ya están negociando acuerdos mineros a lo largo de estas rutas.
Además, se advierte que este arreglo beneficia principalmente a las corporaciones estadounidenses y a las élites ruandesas, dejando a las comunidades congolesas a cargo de los costos ambientales y humanos. Desde la firma del acuerdo, más de 1,000 civiles han perdido la vida, lo que pone en entredicho su efectividad.
Finalmente, Ruanda y el Congo no lograron cumplir con el plazo de agosto para ratificar el acuerdo, culpándose mutuamente por el retraso. La semana pasada, ambas partes acordaron establecer un mecanismo de monitoreo en previsión de un futuro alto el fuego.





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