Durante la última edición del ciclo “Jueves Minero”, destacados representantes de los sectores público y privado de Chile y Perú lanzaron una propuesta innovadora: la creación de una Zona Franca del Cobre binacional. Este ambicioso proyecto busca integrar infraestructuras clave —puertos, sistemas logísticos y plantas de procesamiento— a ambos lados de la frontera, con el objetivo de transformar la industria cuprífera regional y añadir valor estratégico a este recurso fundamental para la economía latinoamericana.

La propuesta cobra especial relevancia si se considera que tanto Chile como Perú son líderes mundiales en extracción de cobre, representando aproximadamente el 40% de la producción global. Sin embargo, la mayor parte del cobre que exportan ambos países sale en forma de concentrado, es decir, sin proceso de industrialización local, lo que significa perder oportunidades para el desarrollo tecnológico e industrial, así como para la generación de empleo calificado.

A partir de este diagnóstico, la creación de una Zona Franca permitiría enfrentar algunos de los desafíos más importantes para la minería sudamericana. Según los especialistas reunidos, la integración logística y de procesamiento en una única zona binacional ofrecería múltiples ventajas: desde la reducción de costos operativos y tiempos de exportación, hasta la posibilidad de atraer nuevas inversiones en industrias ascendentes como la fundición, la producción de cátodos y derivados, y el desarrollo de tecnología relacionada con la electromovilidad y la transición energética global.

“No se trata sólo de exportar commodities, sino de pensar en el valor agregado y en las cadenas de valor que pueden nacer de esta alianza binacional. El cobre es estratégico no sólo por su precio o volumen, sino por todo lo que habilita en materia tecnológica e industrial”, destacó un representante del sector privado durante el encuentro.

La Zona Franca propuesta también incorporaría facilidades aduaneras y regulatorias destinadas a simplificar el comercio internacional y facilitar el intercambio de insumos y productos terminados entre ambas naciones. Además, la iniciativa apunta a crear un enclave de innovación al favorecer el despliegue conjunto de centros de investigación y desarrollo, donde universidades y empresas puedan trabajar en conjunto para mejorar procesos productivos y reducir el impacto ambiental vinculado a la minería.

La ubicación estratégica—en la frontera norte de Chile con el sur de Perú—permitiría a la Zona Franca aprovechar el acceso privilegiado al Océano Pacífico, facilitando la exportación hacia mercados asiáticos altamente demandantes de cobre refinado y productos derivados. En este sentido, la suma de capacidades portuarias y logísticas optimizadas representaría una ventaja comparativa difícil de igualar por otros competidores internacionales.

Uno de los aspectos más destacados de la propuesta es su potencial para cooperar con otros países de la región, como Argentina, especialmente aquellos involucrados en la minería del litio y otros minerales críticos para la transición energética. Los organizadores sugieren que la experiencia y el conocimiento técnico generados en la futura Zona Franca podrían transferirse y potenciar el desarrollo de complejos mineros-industriales a nivel sudamericano, promoviendo así una visión de integración regional más amplia.

La noticia ha generado expectativas tanto en círculos empresariales como gubernamentales. Las cámaras mineras de ambos países y autoridades del sector han manifestado su interés en explorar la viabilidad técnica, financiera y legal del proyecto, reconociendo la necesidad de avanzar hacia modelos de producción más sostenibles y competitivos a nivel global.

Para Argentina, atenta a las transformaciones en la industria minera a nivel regional, esta iniciativa se perfila como ejemplo a seguir en cuanto a la importancia de la cooperación entre países vecinos y el desarrollo de capacidades industriales asociadas. También abre la puerta a alianzas estratégicas para el transporte, procesamiento y exportación de minerales en el largo plazo.

En definitiva, la creación de una Zona Franca binacional del cobre entre Chile y Perú constituye una apuesta innovadora por elevar el perfil de la minería regional, superar la tradicional exportación de materias primas, y sentar las bases de un desarrollo más integrado, competitivo y sustentable para Sudamérica.