Hoy en día, la producción de uranio está completamente dominada por la esfera de influencia rusa, representando aproximadamente el 60% del suministro mundial. Esta concentración refleja el importante legado de Kazajistán, Rusia y sus naciones aliadas en el abastecimiento de los reactores nucleares a nivel global.
Sin embargo, el panorama para el 2030 se vislumbra muy diferente. Con la disminución en la producción de Kazajistán y el aumento de la actividad en las minas canadienses, se espera que la “Coalición de los Dispuestos” logre equilibrar de forma significativa este desbalance. Este cambio va más allá de un simple reajuste en los recursos: es una señal clara de que Occidente está despertando al potencial de la energía nuclear.
Para que las economías occidentales puedan satisfacer la creciente demanda energética y avanzar hacia un modelo libre de carbono, la energía nuclear debe ocupar un rol central. El incremento en la producción de uranio en Canadá y en las naciones aliadas reafirma un compromiso renovado con la energía nuclear como una fuente limpia y confiable, esencial para impulsar la próxima fase de la transición energética.
(Por Anthony Vaccaro; Imágenes de: Ali Ravaghi; Creativo: James Alafriz)
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