En un contexto en el que la industria minera gana cada vez más protagonismo y debate público en la agenda nacional, el expresidente de la Nación, Mauricio Macri, elevó la voz en busca de una transformación concreta para el desarrollo minero argentino. Durante una reciente intervención, Macri expresó su hartazgo ante las habituales comparaciones que se hacen entre Argentina y otras potencias mineras como Australia y Canadá, subrayando que es hora de dejar de mirar ejemplos externos y, en cambio, comenzar a materializar el enorme potencial de nuestro país.

“Estoy cansado de escuchar, desde hace décadas, que la Argentina podría ser como Australia o Canadá en materia de minería. Pero las comparaciones ya no nos sirven. La verdadera pregunta es cuándo vamos a animarnos, como sociedad y dirigencia, a transformar esa potencialidad en una realidad concreta que beneficie a todos los argentinos”, puntualizó Macri frente a un auditorio compuesto por empresarios, referentes políticos y representantes del sector.

La minería argentina ha sido, históricamente, uno de los sectores más mencionados cuando se habla de oportunidades y ventajas competitivas del país. Desde el oro de San Juan y Catamarca hasta el litio del norte argentino, pasando por la vasta riqueza en cobre, plata y otros minerales estratégicos, el territorio nacional encierra una diversidad geológica comparable con la de los países hoy líderes mundiales en la actividad extractiva. Sin embargo, las inversiones, el desarrollo tecnológico y los volúmenes de producción distan considerablemente de los estándares internacionales.

Macri remarcó que la principal barrera para alcanzar el potencial minero argentino es, precisamente, la falta de decisión política y de un logro social en torno a una visión sostenible, moderna y responsable de la minería. “En vez de fijarnos continuamente en lo que hacen en otros países, necesitamos una dirigencia valiente, capaz de tomar decisiones de fondo que apuesten a largo plazo y generen las condiciones de confianza para que se invierta en la industria. No le tengamos miedo al cambio ni al desarrollo: Argentina tiene todo para ser una potencia minera, pero debe dejar de lado la política de corto plazo y los prejuicios del pasado”, sentenció.

El exmandatario destacó también que, si bien Australia y Canadá se posicionaron como referentes gracias a políticas de Estado estables y a marcos regulatorios claros, Argentina continúa atrapada en debates cíclicos, trabas burocráticas e incertidumbre. “Es indispensable que establezcamos reglas de juego claras, transparencia y una política ambiental estricta, pero sin caer en extremismos que frenen el crecimiento. La sustentabilidad y el respeto por las comunidades locales no son enemigos del desarrollo minero: por el contrario, deben ser aliados para lograr un crecimiento armónico y duradero”, agregó.

La declaración de Macri llega en un momento en que se analiza la necesidad de diversificar la matriz productiva nacional y atraer nuevas fuentes de divisas, sobre todo por la creciente demanda internacional de minerales vinculados a la transición energética, como el litio y el cobre. El país dispone de algunos de los yacimientos más prometedores del mundo y, según expertos, podría multiplicar exponencialmente su aporte a la economía nacional si se supera la actual inercia y demoras en la ejecución de proyectos.

Por último, Macri hizo hincapié en el rol clave de la sociedad y de los actores locales. “Debemos promover un diálogo genuino e inclusivo, en el que participen las comunidades, los trabajadores, las empresas y los gobiernos provinciales y nacionales. Sólo así podremos construir un verdadero consenso federal que permita aprovechar responsablemente nuestros recursos naturales, generando empleo de calidad, riqueza y desarrollo para las futuras generaciones”, concluyó.

El llamado a la acción lanzado por el expresidente resuena fuertemente entre quienes reclaman decisiones firmes para posicionar a la Argentina en el mapa minero global. Hoy, el desafío no es sólo seguir comparándonos con países líderes, sino demostrar que la Argentina tiene la capacidad, el talento y los recursos para escribir una nueva historia en torno a su minería: una historia que, de una vez por todas, pase de la potencialidad a la realidad.